Consecuencias Sociales
Las guerras del Sinaí (1956) y, especialmente, la de los Seis Días (1967) provocaron no solo transformaciones políticas y territoriales en el Medio Oriente, sino también consecuencias sociales profundamente devastadoras para la población palestina. Uno de los efectos más inmediatos y graves fue el incremento masivo del número de refugiados. Si bien ya existían desplazamientos previos, fue la guerra de 1967 la que generó un nuevo éxodo de entre 280.000 y 325.000 palestinos, en un episodio conocido como la Naksa, que agravó la crisis humanitaria en la región. Estos refugiados, forzados a huir hacia países como Jordania, Siria y Líbano, quedaron atrapados en campamentos superpoblados, sin acceso adecuado a servicios básicos y viviendo durante generaciones en condiciones de extrema precariedad. Al mismo tiempo, la ocupación israelí de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este impuso un régimen militar estricto que alteró profundamente la vida diaria de los palestinos: restricciones de movimiento, toques de queda, puntos de control, detenciones arbitrarias y leyes militares afectaron tanto la libertad individual como la estructura social y económica de las comunidades.

La infraestructura fue severamente afectada, limitando el desarrollo urbano, educativo y sanitario, mientras que la pobreza se incrementó debido a la destrucción de medios de vida y a la pérdida de autonomía económica. Este contexto opresivo, sin embargo, también impulsó un fuerte resurgimiento del nacionalismo palestino, que encontró en la resistencia y en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) un vehículo para canalizar la identidad colectiva y la lucha por los derechos. La cultura, la educación y la política comenzaron a reflejar un sentimiento de cohesión nacional más sólido, a pesar de las severas restricciones impuestas por la ocupación. Además, el conflicto prolongado deterioró gravemente el acceso a la educación y a los derechos humanos básicos, lo que profundizó las desigualdades y dejó secuelas duraderas en generaciones enteras.

En conjunto, estas consecuencias sociales no solo definieron la experiencia cotidiana de millones de palestinos tras las guerras, sino que también siguen siendo factores centrales en el desarrollo del conflicto hasta la actualidad.